sábado, 29 de marzo de 2008

Andando.

Hace un rato volví de una linda caminata por Cabildo…y…


- La gente no mira, vé.(*)

- Los juguetes están muy caros. ($114 un muñeco de no sé qué, por ejemplo).

- Lo crucé a Juanchi Baleirón y, obvio, no lo saludé. No le dije nada.
Pero pensé, “Chabón a vos te banco. El Bahiano no sólo me cae mal. Le cae mal a todos los que conozco .”

- Unas gafas de sol adecuadas le suben uno o dos puntos a cualquier chica.

- ¿Como será la vejez de nuestra generación?
Digo, teniendo en cuenta todas las porquerías que nos metemos hoy en día.




Y llegando al ascensor…
- Me duelen algunas partes del cuerpo de tanto caminar. Otro síntoma de que la adolescencia de a poco se está yendo.





(*)Ver: Percibir algo material por medio del sentido de la vista.
Mirar: fijar la vista con atención.

viernes, 28 de marzo de 2008

Una noche

Recipiente de vacías soluciones.
Comprendidas por maltragos y reproches
Con vos, con uno.
Pero dejá, ese antifaz mañana se va.
Se vuela, y todo vuelve a ser vos.

4:42, no sé si tan 4:42.
Ya son la tarde, las 2 de la tarde.
Y vuelvo a la normallidad.
A sentir con el sentir.

lunes, 24 de marzo de 2008

viernes, 21 de marzo de 2008

Esto también es amor.


"Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia."
D.S.




jueves, 13 de marzo de 2008

Devolveme mi egoísmo

- Y loco, ¿juntaste la plata?
- No.
- Dale flaco, tenés tiempo hasta mañana.
- No sé de que me hablás.


El momento en que ese todavía nadie, de algún lugar que no era ningún lugar, corta el teléfono, a partir de ese momento, Andrade es otro Andrade.
Un accidente, una noticia decisiva, una muerte. Andrade empezó a sentir eso que siente el cuerpo, y enseguida nosotros, cuando algo brusco e inesperado cambia nuestra percepción. La sorpresa se mezcla con el miedo, o algún otro sentimiento determinante; esta nueva combinación se zambulle en la adrenalina y ahí, se concibe una nueva realidad.
A partir de la alta dosis de miedo, bronca, pasión, incertidumbre, ansiedad, sorpresa, que arroja nuestro cuerpo en tan pocas milésimas de segundo, se congenia la misma realidad pero modificada desde la percepción.

El cambio sensorial que produjo ese llamado era inexplicable. Inexplicable porque no tenía nada que ver con su vida. El destinatario de esa sensación provocada no era él.
La reacción de Andrade fue lógica. Agarró la campera, no se olvidó de las llaves, y salió a la calle a buscar respuestas de una pregunta que ni siquiera tenía.
Los manuales del razonamento dicen que Andrade tendría que pensar que efectivamente era un llamado equivocado. Que el destinatario era otro.
Pero no hay razonamiento ante una nueva misma realidad que estamos empezando a conocer.
Algo le decía que ese mensaje sí era para él. Y cuando está cortando el tercer llamado, ya no quedaban dudas.

- Juntá lo que puedas, te espero a la vuelta del Viejo Correo. 21 horas, puntual.


Dos días antes, apenas un par de horas después del primer llamado, Andrade empezó a sentir algo concreto.
Su individualidad estaba fallando. Se dio cuenta. Le habían sacado algo que no era algo.
Un sentimiento es algo tan universal y único a la vez.
Hay una definición, hay un conocimiento de causa de cada uno de los sentimientos. Si bien la sensación de amor no se nos hace presente cuando nos estimulan con la palabra amor, todos sabemos perfectamente de que estamos hablando. Pero a su vez, el sentimiento de amor es único para cada uno. Yo no siento el mismo amor que Andrade ante el mismo amor. Cualquier sentimiento está contaminado por las experiencias del ser, y eso lo hace único para cada cual.
Andrade ya no era partícipe de su egoísmo. El Gitano le profanó una parte de su individualidad. Le había violado su sistema y se adueñó de ese suyo egoísmo.

El Gitano no lastima, apenas hirió. Ni siquiera cosas, quiere sentimientos. Quiere ser una persona. Abonado a la oscuridad de la sombra de la noche, sólo quería construirse. No le importaba el dinero, ni la maldad, ni siquiera el poder. El Gitano sólo quería recaudar un par de sentimientos para sentirse. Para sentirse ser.
Ya tenía egoísmo. Un egoísmo generoso con el cual se estaba empezando a llevar bien.

Andrade, en cambio, no quería el egoísmo, él quería su egoísmo, su sentimiento único e irrepetible. A su vez, su generosidad desbordada ante la falta de equilibrio de su opuesto, hacía dudar su sentir. Para que quiero algo que quiere otro, si ese algo es precisamente mi egoísmo, pensó y pensó.
Todo eso lo reflexionó después de haberlo tenido que pensar antes. Porque ya estaba ahí.
Se habían pasado once minutos de la puntualidad de las 21. Andrade seguía esperando. Hace tres cigarrillos que está esperando.
La intensa sombra del secuestrador aclara que es sólo la sombra, y sigue avanzando. Se empieza a acercar cada vez más real.
El secuestrador en la sombra, apenas se superó con la aparición del secuestrador.

- ¿Juntaste todo?
- Sí, pero no te voy a pagar.
- Perdés.
- No quiero mi egoísmo, me da igual. Te lo doy.
- Tenés que pagar, sino sos boleta.
- El egoísmo es tuyo, mi plata es mía y devolveme mi egoísmo.
- Me tenés que pagar los dos mil pesos de rescate.
- Sos un novato, Gitano. No me interesa el egoísmo. Sin egoísmo me da lo mismo. Cómoda y solitaria se siente la generosidad, carente de opuesto, sin sentido de ser y dueña de la desición. Lo mío es de todos y… devolveme, por favor.
- …
- No voy a pagar por algo que querés. No soy egoísta, es tuyo. Si te pago voy a concebir mi falso sentimiento de pertenencia que en este momento no lo siento.
- Déjate de joder Andrade. Con tanta filosofía encuadernada.
- No entendés nada, Gitano.
Gracias.


Esta vez, primero se empezó a ir el secuestrador. Con la misma frustración, apenas detrás, su sombra.
Ambos dejaron caer el mismo frasco. Ambos se fueron.
Andrade parado, inmóvil, recuperaba su Andrade con egoísmo. Volvía a ser el Andrade completo. Después de un largo rato de volver a conocerse, se acomodó su corbata, mientras decidía algo que no sabía qué. Decidió pasar por su oficina de asuntos morosos para dejar unos informes listos para el día siguiente. El martes iba a ser un día no tan duro.

lunes, 10 de marzo de 2008

Chile






   
                       


   Chile es la grasa del bife.

jueves, 6 de marzo de 2008

Policía, policía…

Hoy me levanté de nuevo. Como todos los días.
Como todos los días a esa hora, seguí la rutina de la mañana al pie del sueño. Diez minutos más de almohada y colchón, rápido a la ducha, dientes en la ducha, baño, algunos segundos de espejo, ropa. La rutina venía sólida, prolijita.
A tiempo, me dí cuenta de que estaba lloviendo. Y fuerte. Agarré el paraguas pocket. Fue una desición errada. Ese paraguas ya estaba vaqueta. Debería haber agarrado el grande, el inglés.

Salgo con la bici. Hago la cuadra hasta el tren. El paraguas me moja, la lluvia sigue mucho.
El aire del tren me seca como puede. Me resfría. Todo dado para que sea un día turbio. Afuera y adentro. Mío. Suelto una puteada. Automáticamente reprimo bien. No, no voy a arrancar el día así, todo está bien.
Decido ponerle música al viaje. Calamaro. Hace varios días me acompaña seguido.
Bajo en Acassusso, mi estación. Empiezo a pedalear. Sigue lloviendo y creo que cada vez más fuerte. Pero la música le aporta mucho a mi estado positivo.
El salmón. Lluvia. Catamarca, cruzo Cabral.
Pedaleo la mucha lluvia, mientras canto muy fuerte y muy mal.
Empieza Te quiero igual.

Sigo cantando, peor. Y ahí, justo en ese estribillo, en esa vereda mojada, se cruzaron dos sensaciones poderosamente contrarias.
Por un lado, el patrullero pasando. La mirada de los policiás me amenaza y pretende intimidar mi estado de ánimo. Yo sigo eufórico.
La situación se pone en cámara lenta. El auto empieza a terminar de pasar por al lado mío. Los ratis me siguen mirando, siguen midiendo. Me amenazan con esa mirada de placa y poder.
Y ahí, yo, en sus caras, les escupo un desafinado y desprolijo “Tee quierooo…”
Me siguen mirando. El móvil desaparece por entre la lluvia.

La policía no pudo con el amor. Todo está bien.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Horóscopo

Hoy cumplen padre y madre. Y no aniversario de nada. Años. Si, los dos. El mismo día.

Nunca indagué en esa charla, en ese momento que se dieron a conocer sus situaciones astrales.
Tampoco me interesa mucho. En realidad, no sé siquiera como se conocieron. Quien los presentó. Quien encaró primero. Quien amagó a pagar. Quien pagó. Quien histeriqueó más. Quien sostuvo la mirada. Quien estaba más nervioso. Quien bailó peor.

Lo pintoresco de esto es cómo un diálogo asquerosamente cliché pudo devenir en algo más simpático.
Porque, sinceridad, todos alguna vez abordamos el tema horoscopal.
Jugar a pegarle a la fecha, buscar coincidencias extrañas, etc.
Y siempre es lo mismo.
Tema aburrido, corto y nada determinante en una relación.

lunes, 3 de marzo de 2008

Propiedad Vigilada


Domingo

El domingo es una mierda. Conceptualmente es un bajón.

Cómo hay gente que le pone de nombre Domingo a sus hijos. Si te llamás Domingo, no lo dudes, encará a tus viejos, y pedí explicaciones.

 

blog

YO dice: (12:56:40 PM)
che no sé si abrirme un blog
YO dice: (12:56:42 PM)
q onda
HNO dice: (12:56:52 PM)
para?
YO dice: (12:57:04 PM)
cosas q escribo...boludeces
YO dice: (12:57:12 PM)
tengo miedo q nadie lo visite
HNO dice: (12:57:15 PM)
Abrilo

PENA DE VIDA (condenado a una vida perpetua)

Por ahora entienden todo. La mujer del tapado de piel y el cigarro perfectamente acostumbrado a la boquilla pretendía con su humo una atmósfera tensa.
El testigo estaba seguro de su inseguridad. Quien estaba frente a sus ojos era su propia mirada mirando al asesino anteayer.
El artista plástico también compartía la sala. Miraba de afuera estando adentro. Entendía la situación pero no tenía ninguna presión por sentir esa tensión.
Nadie sabe que hacía esa persona en el cuarto. Ni siquiera él. Pero estaba ahí.
El asesino iba a dejar este mundo por justicia divina. Esa justicia divina disfrazada de ser humano, contaminada por la subjetividad del odio, engendrada y alimentada por la venganza.
Ya iba la palanca a empezar a sentir la sensación de ser accionada, para enseguida ser accionada, para luego seguir estando accionada, y para automáticamente después culminar su accionar.
El asesino nos iba a dejar la sed de venganza en nuestros paladares. La sed que se iba a repetir uno y otro día, cada mañana, hasta la muerte de cada cual.
Eso lo ibamos a sentir todos. La mujer del tapado, el artista plástico, el testigo, el oficial, vos y yo.
Todos estaban seguros de que esa pena de muerte iba a estar bien aplicada.
Inclusive el artista plástico, que por el hecho de no entender mimetizaba su energía y sentidos con la energía y sentidos transmitida hacia el todo por sus compañeros de ejecución. Y también iba a estar de acuerdo.

La eternidad de la mirada de la mujer del tapado fue de 5 segundos. 5 segundos que fueron todo. 5 segundos que fueron suficientes para activar la orden del oficial en la palanca.
Sin avisar nada a nadie, sin siquiera anticipar algo a través de algún guiño cómplice, el tiempo frenó y se empezó a dar la espalda. Se encaprichó y empezó a hacer andar todo de atrás hacia adelante.
Alteró todo tipo de conjugación sucesiva de momentos, cada instante se convirtió en otro, lo que estaba bien de un lugar hacia otro empezaba a estar correcto desde otro lugar hacia ese.
Rompió cualquier estructura para revelarse de una vez por todas.
Merecido lo tenía, siempre se comportaba de la misma manera. Siempre cargando hacia adelante, nunca pudiendo detenerse a descansar en su propio espacio.
Dejó unos instantes de duda. Dejó de lado toda historia, toda infinitud, para empezar a convertirse en su propia finitud.
Empezó a reírse, hasta que todos se dieron cuenta. Pero no podían hacer nada.
Siempre el tiempo estuvo a la merced del ser humano. Ahora le tocaba a él. Ser el dueño del todo.
Y arrancó a crear su propia realidad, estructurada a su manera.
Ahí, el oficial, con un solo movimiento, devolvió la orden de la mujer con su mano jalando la palanca. Pero esta vez hacia arriba. La libertad parecía estar cada vez más cerca.
Dicen que nunca se sintió tan cómodo como ahora. Hizo lo que quiso.
Esos eternos 5 segundos, empezaron a no entender.

Ellos, inclusive el no asesino, tampoco entienden nada. Pero no pueden hacer otra cosa. El tiempo se adueñó y quiso que las cosas vuelvan a volver. Y así, empezaron a construir eso que el tiempo les exigía.
El hecho final dejaba de empezar a ser consumado, para empezar a dejar de desarrollarse.
La mujer retira del lapso lógico esa orden fatal, acompañada por la mueca.
La mueca traduce en una palanca que toma otra desición, para volver a renacer una vida que entonces nunca dejó de ser.
El oficial mira, se mira a sí mismo, y hace lo que el tiempo quiere. Sube la palanca.
El asesino dijo sus primeras palabras y automáticamente renació. Va hasta la puerta, gira su libertad, saluda sin saludar, y se va.
Detrás de él, completamente relajado, sale el artista plástico, sin importar que le importe algo.
El humo del cigarro con boquilla de la mujer del tapado de piel ya no estaba generando ninguna atmósfera de nada.
Lo que estaba mal, por culpa del tiempo, ahora está bien.
Pero no estaba bien porque antes estuvo mal, estaba bien porque el tiempo se encaprichó y así lo quiso.
El asesino se fue.
Hoy, el asesino nunca mató a nadie.