martes, 29 de julio de 2008

Peatón

Estoy usando la ley de el peatón tiene prioridad de paso muy al filo.
Un día de éstos me atropellan, fija.

domingo, 27 de julio de 2008

Hambre cursiva.

Acabo de intentar escribir en cursiva después de 5 años, y me di cuenta que dejé de saber escribir en cursiva.
Traté con hambre, pero el paso de la B a la R me costó 4 intentos.

Siempre tuve quilombo con el paso de la B a la R cursiva.

viernes, 25 de julio de 2008

Noche Buenos Aires.

Anoche fuimos con Poli a ver Muse. Terminó antes de las 12. Todo muy relajado, muy prolijo y con varios kilowatts de música en cada cerebro.
Nuestro destino era un billete de $10 cada uno.
Volvemos en bondi, coincidimos. Teníamos muchas opciones. Kioscos abiertos, jueves a la noche, y encima pleno Corrientes.
Las monedas son difíciles, pero mucho estaba a favor.


Primer kiosco. Muy gentilmente, compramos por $3, pedimos que el vuelto sea de 2 monedas de $1, pero no, nada de cambio flaco.

Segundo kiosco. La escena se repite, pero el kiosquer de turno con algo más de malhumor.

Burger, ahí conseguimos seguro.
El plan era: pagar cada uno con sus $10 y recibir $6 de vuelto (billete de $5 + $1= moneda asegurada)
La empleada se hace la desentendida, nos cobra las dos hamburguesas de un mismo billete, nos da el vuelto (billete de $2) y atiende al siguiente.
Pintados al óleo.
Mucha bronca, pocas monedas y una hamburguesa con queso por la mitad.

Tercer kiosco. Ya está. Tenemos un billete de $2. Con cualquier compra que nos devuelva monedas, estamos bien.
Un chupetín. Un no flaco y una cara brava a cambio.
Con Poli coincidimos en que algo turbio hay. Hay un mercado negro, una mafia en donde las monedas son más caras que la denominación PESO propiamente dicha.

Locutorio. Solución. Te llamo y atendeme. $0,23 y dos boletos de colectivo de vuelto.
No, $2 me matás. ¿No tenés $5, $10?
Obvio que no.
Bueno, me lo debés.
Mientras andábamos, no podíamos entender. La ciudad no nos quería dar monedas.

Bar cerrando. Ya está, un mozo buena onda nos va a cambiar monedas de su propina.
Una escena muy Tarantino hizo que me retire un tanto asustado. Fonda cerrando, adicionista con un pucho en la boca, mozo levantando sillas y cocinero barriendo.
Ante la insistencia y, como si hubiera quebrado algún código, los tres me repiten:
No, monedas no.


Último kiosco. Nos atienden, pedimos dos caramelos de miel. Un producto noble, inocente, con poderes curativos.
Combinamos esa simbología del caramelo de miel con un poco de tos.
Imposible que nos diga que no ante semejante pedido caritativo.
Al fin. Nos da las putas monedas y corrimos un 59.

Gracias señor kiosquero, usted no sabe lo que significó ese vuelto para nosotros.

lunes, 21 de julio de 2008

Apuntes de viaje.

Primero de algunos viajes en tren.
PRAGA-BERLIN (litera)



A mi izquierda, un hombre de unos 40 años, bigotes. Aspecto de turco, morrudo.
Su bigote ancho no me hace pensar en nada, pero me llama mucho la atención.
Mira por la ventana -algo lógico y fundamental si te toca ventana-. Sostiene con su mano izquierda una botella de medio litro de agua mineral.
Justo cuando pienso que viajar en tren y mirar a través de la ventana emociona, este hombre se frota los ojos.
No sé si por cansancio o porque despidió a alguien, o dejó algún momento en algún lugar. Sigue mirando a través de la ventana, apenas tomó un sorbo de agua.

A mi derecha el Cofla.

Enfrente mío, a mi izquierda, una blonda de lentes, alemana seguro, unos 27 años. Hace un momento me pidió ayuda para acomodar la mochila. Ahora que repaso, al ser mochilera, quizá no es alemana, quizá es checa o polaca o … Vuelvo a mirarla. Es alemana. Se va y vuelve enseguida. Está comiendo una manzana verde.

Al lado suyo, o sea, justo enfrente mío, un chico de 24 años más o menos. Pelo desprolijo, camisa blanca y abajo remera. Le veo un cierto parecido a mí, un aire. Lee un libro que se titula Gore Servlets and Javaservers pages, un libro grande. Más que un libro parece un manual. No da ni en pedo a programador de PC.
Los miro y los pienso bien, él y la rubia hacen buena pareja.
Acá adentro todo es tranquilo. Pienso que ellos son tranquilos y que pueden llevar una vida tranquila, juntos.

Enfrente mío, a mi derecha, una señora. Pelo corto, 55 años aprox. Es a la que menos observo.
Parece no importarle mucho nada. Parece estar de malhumor.

La chica rubia lee. Su novio volvió a entrar a la litera.
Ya no queda agua en la botella del turco.

Soundtrack:
Dylan/ The Who/ D. Banhart.



Efectivamente es turco. Y vive en Berlín.
Mechamos alemán con un poco de inglés. Nos indicó donde está cada hostel que habíamos apuntado en una servilleta.

El chico de enfrente mío se puso en posición de yoga. Medita. La chica puso los pies sobre su asiento y trata de dormir. La vieja mira. La vieja me mira con desprecio.
Yo dejo de escribir. Ellos dejan de existir.

viernes, 18 de julio de 2008

El Coli.

Él es el Colifa, Coli para los amigos de la nieve.
Dicen que es pariente lejano de Lucio.
No sé, le voy a preguntar a Lucio si eso es cierto.


lunes, 14 de julio de 2008

martes, 8 de julio de 2008

Palabras (de) más.

¿Por qué se puso de moda el verbo NINGUNEAR?
¿Quién fue?
¿Tinelli?
¿Rinaldi?
¿Leo Montero?


Es una palabra muy de programa de chimento.
Y lo peor es que trascendió esa burbuja de grasa, y mucha gente la usa en cualquier contexto.
Fiel reflejo de lo que somos.

viernes, 4 de julio de 2008

Casi del mismo útero


No sé si será tan así, pero siempre les ví como un parecido.
Como un parecido de primos.
Lejanos.

No sé.

Opinen.

Digan.

miércoles, 2 de julio de 2008

Ínfima.

Todas las minas que se llaman Gloria, son gordas.