¿Viste que siempre tiene que haber un infeliz? Relee la injusticia del academicismo, un alguien sentado atrás de un ordenador, valora las palabras. REvalorarlas mi querido amigo. En eso estamos.
Sólo, Paja, Olvidado, siguen los comentarios.
Me "desperté" en la mesa "sólo". Se "acercó" ella. Preguntome, la "silla" está "ocupada". Llevaba un "cuadrado" de "papel" en lamano "derecha". "Alcancé" a leer "Guía T". La inspeccioné desde el pelo, hasta los "tacos". "Frunció" el ceño, "arqueó" las cejas. ¿"y"? "Guía T", me repetí para mis adentros. Me "incoporé". Ví cómo su manito, que "posaba" sobre el "espaldar" de la "thonet", también cargaba un círculo "dorado".
- ¿Qué querés? - "esto", ¿está ocupada o no? - No, vos no querés saber eso
"Ensayó" un ademán, llamalo sonrisa.
Ví, cómo el "dedo gordo" y el del "medio" "regodeaban" el círculo "dorado". Más tensión en los extremos de los labios.
-¿y? - - -¿y?
-"vos", "ella", y todo "eso" se pueden a la "concha" de su mismísima "madre"
SOLEDAD, ella es dual. Ella es necesaria y por momentos odiada. Ella es también nombre propio. Puedo afirmar que transitar la soledad fue y es un aprendizaje. Cuando llegó con aires de instalarse me negué absolutamente y fue en vano, con el tiempo la acepté. Su arribo era necesario e inevitable tras una tangible partida. Cobró vida con mi voz interior, me habla para dejarme algunas veces pensando y otras le retruco con una puteada. Y ahí esta ella, por momentos álgida, por momentos sincera. No molesta, no ocupa lugar en mi cama, no me reclama ni tampoco me deja el toallón mojado tirado al costado del baño inundado, no, y eso esta bueno, pero del mismo modo, no me llama, no me da un abrazo no esboza una sonrisa ni murmura un te quiero. Es sabido, los humanos somos inconformista, perros del hortelano, que estando acompañados queremos estar solos y viceversa, el quid de la cuestión es encontrar el equilibrio, de estar con el otro sin que su protagonismo nos robe nada menos que el nuestro. Pero ese tema es muy de terapia y no es mi metié, puedo afirmar entonces que estando sola sola, sin llamarme Roberto o Hugo, cuando la soledad te tiene contra la pared ya se torna un poquito triste, con la mirada que quieras darle, es un poquito triste. DF
14 comentarios:
SIEMPRE!
No se vuelve, porque nunca se abandona !
es que siempre está latente. Es la esencia del humanoide.
como todo, siempre se vuelve a las raices
aguante el PORRROOOOOOOOOOOOOOOOO
La Soledad no se debería abandonar nunca (lo mismo con su gemela, la Manuela)
catol: SIEMPRE!
Vulgar: a veces se deja olvidada, latente ahí a un costado del amor. la descuidamos, la tenemos olvidada, abandonada.
anónimo: claro, algo así-
anónimo 3: claaarooooo
chech: q raro vos haciendo analogías con la paja!!
¿Viste que siempre tiene que haber un infeliz?
Relee la injusticia del academicismo, un alguien sentado atrás de un ordenador, valora las palabras. REvalorarlas mi querido amigo. En eso estamos.
Sólo, Paja, Olvidado, siguen los comentarios.
Me "desperté" en la mesa "sólo".
Se "acercó" ella. Preguntome, la "silla" está "ocupada".
Llevaba un "cuadrado" de "papel" en lamano "derecha". "Alcancé" a leer "Guía T".
La inspeccioné desde el pelo, hasta los "tacos".
"Frunció" el ceño, "arqueó" las cejas.
¿"y"?
"Guía T", me repetí para mis adentros.
Me "incoporé".
Ví cómo su manito, que "posaba" sobre el "espaldar" de la "thonet", también cargaba un círculo "dorado".
- ¿Qué querés?
- "esto", ¿está ocupada o no?
- No, vos no querés saber eso
"Ensayó" un ademán, llamalo sonrisa.
Ví, cómo el "dedo gordo" y el del "medio" "regodeaban" el círculo "dorado". Más tensión en los extremos de los labios.
-¿y?
-
-
-¿y?
-"vos", "ella", y todo "eso" se pueden a la "concha" de su mismísima "madre"
para mi q a la soledad le gusta estar sola y le hincha las bolas tener q hacerle compañía a los Ricardos, a los Hugos, a los Fernandos, etc.
a veces la soledad es simplemente más cómoda
Y está bueno -por un tiempo-.
ma: amén )?(
dalecuerda: si,tal cual
anónimo: y viceversa con la compañía.
Victoria: ese tiempo es todo.
A mi juego me llamaron.
SOLEDAD, ella es dual. Ella es necesaria y por momentos odiada.
Ella es también nombre propio.
Puedo afirmar que transitar la soledad fue y es un aprendizaje. Cuando llegó con aires de instalarse me negué absolutamente y fue en vano, con el tiempo la acepté. Su arribo era necesario e inevitable tras una tangible partida. Cobró vida con mi voz interior, me habla para dejarme algunas veces pensando y otras le retruco con una puteada. Y ahí esta ella, por momentos álgida, por momentos sincera. No molesta, no ocupa lugar en mi cama, no me reclama ni tampoco me deja el toallón mojado tirado al costado del baño inundado, no, y eso esta bueno, pero del mismo modo, no me llama, no me da un abrazo no esboza una sonrisa ni murmura un te quiero.
Es sabido, los humanos somos inconformista, perros del hortelano, que estando acompañados queremos estar solos y viceversa, el quid de la cuestión es encontrar el equilibrio, de estar con el otro sin que su protagonismo nos robe nada menos que el nuestro. Pero ese tema es muy de terapia y no es mi metié, puedo afirmar entonces que estando sola sola, sin llamarme Roberto o Hugo, cuando la soledad te tiene contra la pared ya se torna un poquito triste, con la mirada que quieras darle, es un poquito triste.
DF
y también al primer amor...
DF
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